Nacida en 1998 con la compra del primer viñedo en el Valle de Uco, y con su timón enológico aún en manos del reconocido winemaker italiano Roberto Cipresso, Achaval Ferrer está posicionada como una de las bodegas más importantes del país.
Los vinos de Achaval
La bodega basada en Luján de Cuyo, con viñedos añosos en localidades destacadas del terroir mendocino como Perdriel, Medrano, Tupungato y La Consulta, posée 90 hectáreas con las cuales produce y elabora vinos que han sido reconocidos mundialmente, con los cuales ha logrado convertirse en la bodega más premiada en la historia de Sudamérica. El mundo de Achaval Ferrer se puede abordar desde los diferentes niveles en los que está dividido su portfolio: En la base de la pirámide, la línea Mendoza, con dos exponentes varietales de Malbec y Cabernet Sauvignon, que conforman el entry level de la bodega. Luego viene el Quimera, un blend de cinco variedades que muta año a año en su concepción, siempre en “la búsqueda de lo imposible”. Y por último, su línea top, la línea Fincas, donde el terroir de origen y especialmente sus viñedos, cobran protagonismo central: Finca Altamira, Finca Bella Vista y Finca Mirador. Quimera en 60'' from Achaval-Ferrer on Vimeo.
Nace una nueva quimera: Edición Limitada 2011
Acaban de lanzar al mercado una edición de sólo 3579 botellas, al que vistieron con una colorida etiqueta que logra resaltar entre sus diseños más clásicos. Se trata de una obra de la artista española Loreto Alcoba, que con una estética muy newyorkina (ciudad donde se crió), ilustra con elegancia y modernidad una etiqueta que promete convertirse en otro hito de la bodega. El perfil estilístico del vino sigue por la línea del blend de cinco variedades, en éste caso de Malbec (70%), Cabernet Franc, Merlot, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot para cerrar el corte. Un intento más por elaborar el vino perfecto, el vino imposible, del que sin dudas, están cada vez más cerca. |
|